lunes, 3 de noviembre de 2014

GALICIA«¿Os 107 anos? Eu lévoos ben»


Le encuentro en la cocina de su casa, impecable, con la postura descansando en el bastón. Su mirada azul, que luce clara, nítida, se ilumina con la sorpresa cuando le informo: «Xa é o home máis vello de Galicia». En silencio se ríe suavemente mientras parece asimilar el calibre de la noticia. «En Galicia hai algunha muller máis vella, pero homes xa ningún, os que tiña diante o ano pasado morreron», aclaro. Me vuelvo a hablar con Justo, uno de sus hijos, y al rato me tira del brazo requiriendo mi atención. Con un punto de coquetería, me dice: «Así que hai algunha muller máis vella ca min... É que as mulleres son máis duras».
Para Evaristo Fernández, vecino de Ría de Abres, en el municipio lucense de Trabada (1.228 habitantes), cada día es un regalo, un milagro que disfruta arropado por su familia, comiendo de todo y sin medicarse. El año pasado, por estas alturas, tomaba un somnífero cada noche. Ahora ni eso. Solo, esporádicamente, antibióticos. «¿Os 107 anos? Eu lévoos ben», sentencia.
Conserva el humor, la lucidez, pero este año no ha pasado sin más. En Navidad sufrió un achaque que casi no supera y se ha vuelto más frágil. «De momento vou tirando... pero este ano non debullei o millo». Hace un año sí sorprendía a todos por el vigor con el que desgranaba el maíz. «No Nadal faltáballe a respiración. Veu velo un médico de Trabada, Castelo, unha excelente persoa... e menos mal. Tiña 30 pulsacións e deulle á desesperada un medicamento. Pinchárono e estivo un mes na cama sen levantarse... pero recuperouse e aí está. As pernas xa non tiran coma antes, pero esperta e durme igual de ben e come de todo... e máis que lle déramos», explica su hijo mayor, Justo.
«Como de todo», insiste Evaristo, y añade entre risas: «Mátanme de fame!». Su nieta, Lucía, comenta orgullosa: «Nos análises está ben, ten 6-12 de tensión, osixena ben... non lle atopan nada». ¿Cuál es el secreto de su longevidad? Lucía apunta un dato: «É moi metódico; sempre respectou as cinco comidas, aínda que unha delas fora picar moi pouquiño. É un reloxo. Almorza ás 9.30 ou 10.00, ao mediodía baixa á cociña, cena ás nove e ás dez déitase».
La genética con toda seguridad juega un papel decisivo, ya que varios de sus hermanos murieron tras rebasar con creces los 90 años. La longevidad es una constante en esta familia. La esposa de Evaristo, Celedonia, falleció a los 97 años en el Hospital de Burela, el mismo día y a unos metros de donde nacía su bisnieto, Alexandre. Les faltó un año para celebrar las bodas de platino. Una hermana de Celedonia murió a los 104 años, y un tío, don Álvaro, lo hizo a los 107 años. Era sacerdote y ofició hasta ocho días antes de fallecer. «A Evaristo quédalle un mes e un día para superalo», comenta Justo.
Evaristo sale de la casa y se sienta en un hito, lo que quedó del viejo hórreo entre cuyas pilastras pasaba una carretera. Un día un camión lo golpeó y lo echó abajo. «Funme pouquiño antes e librei», comenta Evaristo. Al hilo sale otra historia. La del médico de familia que observando su maltrecha pierna izquierda le dijo que o bien se operaba o acabaría en una silla de ruedas. No le hizo caso; el médico falleció hace más de 20 años y Evaristo solo ha tenido que echar mano del bastón en los últimos meses.
«Está máis delgadiño, pero come por dous», comenta Lucía. «Gústame de todo. O mellor? Patacas fritas con filete. O peor? As lentellas», dice frunciendo el ceño. Su nieta apunta otra faceta de Evaristo: «É como un neno. Encántanlle a pizza, os espaguetes, os sándwichs, o dulce... temos que medilo moito, porque se por el fora, comería e comería».
Alcalde de barrio hasta los cien años, ahora ostenta el título de alcalde honorífico. La política, en todo caso, apenas le interesa: «Púxose nerviosísimo cando escoitou na radio que abdicaba o rei. Pensaba que volvía a República», dice Justo. Evaristo la vivió en primera persona. «Non tiña medo... érame igual».
El año pasado me despedí de él retándolo hasta los 107. Evaristo cumplió. «Hai que ir polos 108», le digo. Sonríe y responde: «108 son moitos». Verlo, tan mayor, espléndido en su fragilidad, encoge el corazón.

Brittany Maynard, la joven con cáncer terminal que planeó su eutanasia, se quita la vida


Brittany Maynard, la joven de 29 años enferma de cáncer terminal que conmocionó a EE UU al anunciar su suicidio asistido para el 1 de noviembre, ha muerto, informó este domingo la organización no gubernamental Compassion & Choices. Encuesta ¿Está a favor del suicidio asistido en casos como el de Brittany Maynard? Sí, una enferma terminal debe poder decidir cómo terminar con su vida y evitar el dolor. No, una persona no tiene derecho a poner fin a su vida y no debe ser regulado por ley. No legislaría sobre el suicidio asistido, pero dejaría que cada persona decidiese por sí misma. En cualquier caso, nunca debería permitirse con una persona menor de edad. Con tristeza anunciamos la muerte de una mujer querida y maravillosa, Brittany Maynard"Con tristeza anunciamos la muerte de una mujer querida y maravillosa, Brittany Maynard. Ella murió en paz en su cama rodeada de su familia y seres queridos", afirmó en un comunicado la organización, que se dedica asesorar a enfermos terminales que desean una muerte digna. Compassion & Choices no precisó la fecha del fallecimiento de la joven, que había anunciado su suicidio asistido para el 1 de noviembre, si bien el pasado jueves señaló que había pospuesto su decisión para disfrutar más tiempo con sus seres queridos. Según la revista People, la chica acabó con su vida este sábado en su casa de Portland, en el estado de Oregón (EE UU), tras publicar un mensaje de despedida en la red social Facebook. "Adiós a todos mis queridos amigos y a la familia que amo. Hoy es el día que he elegido para morir con dignidad ante mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que me ha quitado tanto, pero que me habría quitado mucho más", escribió Maynard. "El mundo -agregó- es un lugar maravilloso, viajar ha sido mi gran maestro, mis amigos íntimos y demás son los más generosos. Incluso tengo un grupo apoyándome mientras escribo. Adiós, mundo. Difundid buena energía. ¡Transmitidla!". Gran repercusión El caso de Maynard ha tenido una gran repercusión mediática en Estados Unidos y ha reabierto el debate sobre el suicidio asistido en el país. El suicidio asistido es legal en sólo cinco estados, por lo que la joven, residente de Oakland (California), se trasladó junto a su familia al vecino estado de Oregón, que sí permite esta práctica. Además, Maynard creó el Fondo Brittany Maynard, en cuya página de internet colgó el pasado jueves un vídeo con el objetivo de promover el "derecho a una muerte digna" en todo el país. "Cuando la gente me critica porque no espero más tiempo o porque no sigo lo que ellos han decidido que es mejor para mí, me duele. Porque yo me arriesgo cada día, cada día por la mañana al levantarme", comentó la joven. El pasado enero, poco más de un año después de casarse, Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sentía, y le fue diagnosticado un grave tumor cerebral. El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas informaron a la joven de que sólo le quedaban unos meses de vida, al tiempo que le explicaron el desarrollo previsto de la enfermedad, que le causaría un gran y prolongado dolor antes de terminar con su vida. Ante esta situación, la joven decidió trasladarse junto a su familia a Oregón, donde la ley del estado le permitía que los médicos le proveyesen de un fármaco que terminaría con su vida sin causarle dolor, si ella decidía ingerirlo.