viernes, 17 de octubre de 2014

Los 10 pueblos extremeños con más encanto


Hay que dejarse de snobismos y viajes ‘low cost’ en aviones-patera y descubrir un poco el interior de España. Concretamente, el interior de Extremadura. Barato, con pueblos y aldeas llenos de encanto y con la seguridad de que vas a comer bien, sin demasiado problema. Extremadura tiene innumerables municipios para visitar; te puedes ir a Las Hurdes y desaparecer un rato en lugares perdidos de la geografía peninsular. Pero como solo caben unos cuantos, pues hay que elegir. Las quejas (por los que falten) las podéis dejar en comentarios.

castillo-trevejo

TREVEJO

O cómo disfrutar de tu tiempo libre en un entorno medieval (y algo espectral), pero sin perder tu identidad 2.0. Porque Trevejo es una aldea recóndita en Sierra de Gata (a apenas 3 horas de Madrid, con autovía hasta Moraleja) pero con hoteles y apartamentos turísticos que suponen el contrapunto a las ruinas del castillo musulmán que preside su colina. Uno de esos pueblos con aires de fantasmagoría, envuelto en el silencio y en un paisaje pedregoso. Un lugar impregnado de magnetismo histórico y misterioso, que conserva además una curiosa ermita dedicada a San Juan Bautista, donde se pueden observar tumbas antropomórficas. La escapada ideal para Halloween, vamos.
Guadalupe

GUADALUPE

Érase una vez un pueblo de Extremadura pegado a un monasterio… Solo por este impresionante edificio, que alberga a una virgen morenita, merece la pena visitar Guadalupe, que es Patrimonio de la Humanidad. Una de esas construcciones que dejan entrever el rico pasado histórico y cultural de la región extremeña. El monasterio es un edificio único por ser una curiosa mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Su fachada mudéjar, según uno se adentra en la humilde plaza Mayor, supone un impacto visual de altura. Un lugar de inmensa belleza, que cautivó ni más ni menos que a Isabel la Católica. Aquí, Colón se encomendó a la virgen (patrona de Extremadura y reina de la Hispanidad; ahí es nada), y aquí Colón bautizó a dos indígenas del Nuevo Mundo en su histórica fuente de piedra.
Pero más allá de su popular monasterio, que es Monumento Nacional, en Guadalupe puedes recorrer escarpadas calles, visitar la antigua judería, el Arco de Sevilla, el antiguo Colegio de Infantes (actual parador de turismo) y darte un respiro en el Geoparque de las Villuercas, Ibores-Jara.
zafra

ZAFRA

Yo no sé si a los zafrenses les hace gracia eso de que la llamen la ‘Sevilla chica’, porque Zafra es un típico municipio extremeño. Lo que está claro es que no es un pueblo propiamente dicho (tiene cerca de 16.000 habitantes), pero sí que es una ciudad chiquita, recogida y muy manejable. Popular por sus mercados ganaderos, origen de la importante Feria Internacional Ganadera que se desarrolla desde hace más de 400 años (así a ojo lo digo), Zafra también es muy popular por sus plazas Grande y Chica. Zafra bulle en esas plazas de clara influencia mudéjar.
Date un paseo por sus calles blancas para descubrir sus múltiples palacios (como el palacio de los Duques de Feria) e iglesias (como La Candelaria) y recorre los suelos empedrados, al más puro estilo del Siglo de Oro español. Un pueblo con encanto, muy cuidado y con mucho ambiente; además de muy bien comunicado: a medio camino de Badajoz, Mérida, Sevilla, Huelva y Córdoba.
trujillo

TRUJILLO

Sí, Trujillo es un pueblo; aunque esto parece que le molesta un poco a los trujillanos. Un pueblo monumental, eso sí. Su castillo es el más visitado de Extremadura. Por algo será. Una fortaleza que domina sobre toda la ciudad. Accede al castillo dándote un paseo desde la imponente plaza Mayor: una caminata que atraviesa casas antiguas e iglesias medievales. Si partes desde la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, que preside la plaza Mayor, (conquistador de Perú y trujillano de pro) te llevará unos 10 minutos subir al castillo por un sendero pedregoso. Para entrar en esta fortaleza medieval (muy bien conservada), hay que pagar un precio simbólico (no llega a los 2 euros).
Aquí también nació Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas. Abstenerse de visitar la ciudad durante el Chíviri, la mayor fiesta de esta villa, a no ser que se quiera uno unir a esta ‘party’ trujillana, que es tan monumental como su plaza.
granadilla

GRANADILLA

O de cómo el desenfreno de la construcción de los embalses en la era de Franco trajo grandes repercusiones en zonas rurales, sobre todo de Extremadura. Este es un pueblo fantasma. Está deshabitado desde 1964, pero el nivel del agua nunca llegó a cubrir esta fortificación árabe, declarada Conjunto Histórico Artístico a partir de 1980.
Salvando las distancias, Granadilla es como la Pompeya extremeña (pero más barata). Date un paseo por sus calles, recorre su muralla y sube a la torre del castillo. Lleva un reloj a mano, porque el pueblo tiene horario de cierre y lo mismo te quedas encerrado dentro, con el perro guardián. Y no tiene gracia, la verdad…
FREGENAL-SIERRA

FREGENAL DE LA SIERRA

Si quieres descubrir un castillo templario en cuyo interior hay una plaza de toros y un mercado de abastos, entonces tienes que visitar Fregenal de la Sierra. La arquitectura solariega de las casas de este particular municipio de la provincia de Badajoz, así como las Iglesias de Santa María, Santa Ana y Santa Catalina, han convertido este pueblo en uno de los conjuntos históricos más extensos y mejor conservados de toda Extremadura.
MONTANCHEZ

MONTÁNCHEZ

El balcón de Extremadura. Un pueblo encaramado en lo alto de su propia sierra: la sierra de Montánchez. Subir al castillo de Montánchez no tiene precio, allí podrás desentrañar el por qué de su situación privilegiada en el centro geográfico de la región, además de observar las murallas que rodean este imponente recinto, en el que se pueden visitar sus aljibes, bodega, torre del homenaje y una ermita del siglo XVII. Si quieres convertirte en el rey de la colina durante un rato, tienes que subir al castillo. Si esto no te interesa, que sepas que Montánchez es famosa también por su jamón.
coria

CORIA

Cuando Salamanca era solo una aldea, Coria ya era una importante ciudad, donde la Inquisición tenía una sede (que se puede visitar) y de las primeras diócesis de la península. Es un pueblo famoso por sus festejos taurinos (los Sanjuanes de Coria), pero hay mucho más por descubrir.
Con historia romana, islámica y cristiana, Coria es un pueblo del norte extremeño que se despliega a través de pequeñas calles, que te llevan hasta su más preciada joya: la catedral (que sustituyó a la mezquita; todo hay que decirlo). Una seo del siglo XIV que reúne una curiosa amalgama de estilos.
Recorre sus murallas romanas (que datan del siglo III) y atraviesa sus cuatro puertas. Visita el puente romano sin río (el puente servía para cruzar el Alagón, pero el gran terremoto de Lisboa cambió el curso del agua), observa la gran grieta de la catedral (también causada por este terremoto) y adéntrate en la cárcel real.
Villanueva_de_la_Vera

VILLANUEVA DE LA VERA

Calles estrechinas, sinuosas y adornadas con macetas; con sus regueros típicos que llegan hasta las zonas de los huertos y que forman pequeños riachuelos por todas las vías del pueblo. Casitas de arquitectura popular perfectamente conservadas. Las casas veratas (construidas con vigas de madera, adobe y piedra) suelen presentar tres o cuatro niveles en altura para aprovechar el suelo y aislarse del terreno húmedo. Una plaza Mayor porticada con una popular fuente en el centro. El agua está muy presente en Villanueva de la Vera. Un pueblo encantador, que por algo fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1984.
llerena

LLERENA

Antigua propiedad de la Orden de Santiago y sede de la Inquisición extremeña, Llerena es un municipio pacense que alberga importantes monumentos, entre los que destacan las iglesias de Santiago y Virgen de la Granada.
Cada vez que voy a Llerena no puedo evitar pasar por su plaza Mayor (otra plaza porticada de estilo mudéjar) y observar la torre de la iglesia de la Granada y la doble balconada en una de las terrazas de la zona. Su espléndida galería de arcos se utilizaba para contemplar los múltiples eventos que acogía la plaza Mayor (festejos taurinos, mercados…).
Muy cerca de Llerena se encuentra Casas de Reina, que guarda los restos romanos de Regina, en Sierra Morena, donde se conserva un magnífico teatro con capacidad para mil espectadores y que es uno de los mejores conservados de toda la Hispania romana.

Museo del Estraperlo

 El término estraperlo o straperlo es usado en España para referirse al comercio ilegal de bienes sometidos a algún tipo de impuesto o tasa por el Estado. Por extensión, es una actividad irregular o intriga de algún tipo, y se usa como sinónimo de mercado negro. A quien practica el estraperlo se le llama estraperlista.
El origen de este acrónimo está en un escándalo político ocurrido durante la Segunda República Española, producido como consecuencia de la introducción de un juego de ruleta
eléctrica de marca "Straperlo", nombre derivado de Strauss, Perel y Lowann, apellidos judíos holandeses de quienes promovieron el negocio, y que habrían aportado al acrónimo letras en cantidad proporcional a la participación en la empresa (otras versiones afirman que el término procede solamente de los dos primeros nombres).
 Los juegos de azar –especialmente la ruleta– estaban prohibidos en España, así como en la mayoría de países europeos. Sin embargo, en la década de los 30, se popularizaron numerosos modelos de pseudo ruletas, que funcionaban alegremente en los grandes casinos de todo el continente.

 Los empresarios, Daniel Strauss (que disponía de pasaporte mexicano y hablaba español), Perle y Lowann (esta última esposa del primero), volvieron su atención hacia España. En
Madrid, el Gobierno estaba formado por una alianza de partidos de la derecha (CEDA), y varios miembros del Partido Radical se habían mostrado muy receptivos con el proyecto del straperlo.

 El juego fue prohibido por la policía tras demostrarse que era fraudulento (pues la rueda se controlaba mediante un botón, y por lo tanto la banca ganaba siempre que lo deseaba),lo que no impidió que funcionara también en el Hotel Formentor (Mallorca), que más tarde también fue clausurado.

 A partir de este escándalo la palabra estraperlo ha quedado como sinónimo de chanchullo, intriga o negocio fraudulento. Así, por extensión, se denominó también estraperlo,
durante la posguerra española, al comercio ilegal (mercado negro) de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento (decretado por el régimen de Franco desde 1936 hasta 1952), recibiendo el apelativo de estraperlistas los que se dedicaban a tal comercio.

   Las cartillas de racionamiento son uno de los elementos más característicos de la posguerra en España. Una orden Ministerial del 14 de mayo de 1939
estableció un régimen de
racionamiento en el país para
Terminar
los productos básicos de alimentación y de primera necesidad.
Solicitando la cartilla de racionamiento
  En un principio las cartillas eran individuales, pero en 1943 pasaron a ser familiares. De hecho, la asignación de productos podía variar en función del trabajo o cargo del cabeza de familia, por lo que las clases más altas tenían acceso a más alimentos y productos básicos.
 Además, también se establecieron varios categorías: hombres adultos, mujeres adultas y personas mayores de 60 años (con el 80% de la ración de los hombres adultos) y niñas y niños menores de 14 años (60%).
 Para llevarlo a cabo se crearon básicamente tres tipos de cupones de racionamiento, unos destinados a la adquisición de carne, otros para el pan y finalmente otros para el resto de productos alimenticios.
 Aquí una tabla para hacerse una idea de los alimentos que se suministraban a cada persona por semana, que podía cambiar según las necesidades, cantidad y alimentos circulantes en cada momento según criterio de la Comisaría de Abastecimientos.
• Un cuarto de litro de aceite.
• Cien gramos de azúcar
terciada.
• Cien gramos garbanzos.
• Doscientos gramos de jabón.
• Un kilo de patatas.
• Un bollito diario de pan
  La carne era uno de los productos que más escaseaba en las ciudades. En los pueblos se tenía que contar con el permiso de las autoridades para hacer la matanza.


 El pan, que era negro (pan de centeno), porque el blanco era un artículo de lujo, quedó reducido a 150 ó 200 gramos por cartilla. Muchas veces en las casas se hacía el pan por la noche para evitar a los agentes de la Fiscalía, pero al día siguiente lo encontraban por el olor y decomisaban el pan.

 La leche era uno de los bienes más preciados en un país que libraba una batalla contra el hambre que dejaron
las balas. Era muy común aguar la leche para poder vender más litros

 La penicilina llegó a España a finales de 1944. La penicilina se conseguiría muchas veces de estraperlo, pagándose cantidades desorbitadas por unas dosis de esperanza

 Este sistema estuvo vigente hasta mayo de 1952, cuando las cartillas desaparecieron para los alimentos. Y es que durante estos casi 15 años el sistema demostró ser de muy mala calidad y dio origen al estraperlo y a la venta ilegal de estos productos en el llamado 'mercado negro'.

 También existía una cartilla de racionamiento para fumadores

 El pan, que era negro (Pan de centeno), porque el blanco era un artículo de lujo, quedó reducido a
150 ó 200 gramos por cartilla. Muchas veces en las casas de los pueblos se hacía el pan por la noche para evitar a los agentes de la Fiscalía, pero al día siguiente lo encontraban por el olor y les decomisaban el pan.

 Lógicamente como la cantidad de comida era insuficiente y la gente tenía que buscarse la vida. Los gatos se degustaban por liebres (”dar gato por liebre”),
 En los pueblos se tenía que contar con el permiso de las autoridades para hacer la matanza del cerdo.





 La gente tenía que servirse del ingenio para engañar al estómago y hacer que los escasos alimentos de que disponían fueran más apetitosos. Así surgieron diferentes recetas como: Las patatas a lo pobre, patatas al Avión (patatas hervidas con laurel y un toque de colorante marca “el Avión”), leche aguada, guisos de castañas y bellotas, achicoria por café…
 El papel de la iglesia. Sin comentarios…
 RECIBO DE HABER COMULGADO
 El trabajo era escaso y estaba reservado en la mayoría de los casos a mutilados, excombatientes franquistas, falangistas y demás gente del régimen.
Y para colmo, al terminar la guerra los de la zona roja se encontraron con que su dinero, como no fuera la antigua moneda en plata —y ésta, mal vendida no valía para nada. Así es que muchos fueron condenados a la pobreza por decreto, y mientras se conseguía algún dinero se tuvo que volver como antaño al trueque, cambiando unas cosas por otras: huevos por harina, patatas por aceite, pan por gavillas para el horno…




  Otros cupones de racionamiento



 Vales de dinero canjeables durante la guerra en el bando republicano.
                                          Galería de Fotos
 Muchas veces lo poco que había no se podía cocinar por falta de combustible
 Haciendo cola en el Auxilio Social
 Vendedor de productos de estraperlo
 Guardando cola para adquirir alimentos años 40
 Guardando cola para adquirir alimentos años 40
 Local de Auxilio Social
 Estraperlista en el Madrid de los años 50
 Coche de Gasógeno
 Tomando el sol
 Mujeres en los lavaderos
 Franco visitando la fábrica de Biscuter
 Niños jugando a… ¡¡¡fusilar!!!
 El clero con sus condecoraciones
 Taller de costura Cárcel de las Ventas (Madrid)

                             F I N