jueves, 9 de octubre de 2014

Carta de un médico español experto en ébola desde Sierra Leona

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Freetown (Sierra Leona) 7 de octubre de 2014.
Soy un médico español en Sierra Leona trabajando con una ONG en el tema del ébola que, como ya saben, está azotando a una parte de África desde hace más de 6 meses, y que ahora, desgraciadamente, ha llegado a España. Se trata del primer caso de contagio directo de ébola fuera de un país africano en la historia de la enfermedad.
Estamos poniendo en marcha en Bo, que es la segunda ciudad del país, un centro de aislamiento y tratamiento de pacientes de ébola, casos sospechosos y confirmados, que son acogidos en el centro en cuanto aparecen los primeros síntomas, generalmente fiebre, que es cuando la enfermedad empieza a ser potencialmente contagiosa. A los pacientes se les hace el correspondiente test y los cuidamos hasta que tenemos el resultado del laboratorio. Si es negativo, el paciente se va a casa, pero un equipo sanitario les visita a diario y hace un seguimiento del paciente y sus más allegados durante 3 semanas. En caso de que el resultado del laboratorio sea positivo, se inicia el cuidado intensivo y tratamiento del paciente.
Así funciona esto en un país donde hay, hasta el momento, más de 2.400 casos positivos y casi 700 muertes, según informes del Ministerio de Salud. Aunque probablemente sean más, porque las comunicaciones no funcionan muy bien y es posible que haya muchos casos que se pierden. Ya es sabido, gracias a la gran difusión mediática de este problema, que cada persona infectada puede infectar de 2 a 6 personas.
Señora ministra de Sanidad, con todos mis respetos, algo ha fallado. Y sinceramente, creo que las informaciones que se están dando en los medios de comunicación en España sobre el triste y lamentable caso de la colega infectada, sin dejar de ser ciertas, no son del todo exactas. Aquí, en el terreno, donde se vive el día a día de esta enfermedad, tenemos otra manera de ver las cosas, y seguramente otras respuestas muy diferentes a las que el Gobierno y algunos colegas están dando.
 
No es mi intención angustiar a nadie ni crear situaciones alarmistas, pero se está maquillando la verdad. O no se están diciendo las cosas claras. No quiero creer que sea a propósito, prefiero pensar que es por desconocimiento del tema, y por no saber muy bien de lo que se habla.
Usted debe tener conocimiento a estas alturas de que los equipos de protección personal, técnicamente llamados PPE (Personal Protection Equipment, aunque los llamaré trajes, para abreviar) que se usaron como protección no eran los adecuados para esta enfermedad. Como ya debe saber, la OMS tiene diferentes grados de protección según la enfermedad a la que se hace frente, y el ébola requiere el nivel más alto de protección por su gravedad, su alto riesgo de contagio y, sobre todo, por el poco conocimiento que los profesionales tenemos de la misma. El traje adecuado aísla completamente del entorno, no hay ni una micra de piel sin protección, sin cubrir, y algunos de los elementos son dobles, como es el caso de los guantes.
Los compañeros que entran regularmente a una zona de riesgo, zona de aislamiento o que puedan estar en algún momento en contacto con pacientes sospechosos o confirmados, además de llevar el traje, reciben un entrenamiento de 2 semanas en un centro adecuado y por profesionales cualificados. En nuestro caso, aquí en Sierra Leona, es Médicos Sin Fronteras quien nos da el entrenamiento, probablemente los profesionales con más y mejor experiencia, los que mejor saben tratar y gestionar el ébola.
Las medidas de protección son muchas más que el traje de protección, y se llevan a efecto constantemente (espray con agua clorada, recipientes para lavado de manos con agua clorada en cada esquina, desinfección con este mismo tipo de agua para suelas de zapatos, etc.). Solo para darle una idea: la colocación correcta del traje (PPE) lleva unos 10 minutos, y la retirada del mismo es un proceso de unos 20 a 25 minutos donde se siguen estrictamente unos pasos ordenados y bajo la supervisión de dos personas: una, continuamente desinfectando con espray; y otra, recordando los pasos que hay que seguir. Incluso los más expertos en el tema, los que entran a diario en las zonas de riesgo varias veces -porque no se puede estar con un traje de este tipo más de una hora por peligro de deshidratación-, incluso los más habituados al largo y tedioso proceso de poner y quitar el equipo de protección personal, se olvidan a veces de algún paso o se equivocan en el orden de los procesos y protocolos, y eso puede llevar al contagio.
Para muestra un dato: más del 90% de los trabajadores de salud infectados (que son muchísimos), se infectaron por no seguir los protocolos adecuados o por no llevar el traje adecuado, todos por fallo humano. El otro 10% se contagiaron fuera del entorno de trabajo, por algún familiar, relaciones sexuales, etc.
En fin, no quiero aburrirles más, pero es todo muy complejo y no es de extrañar que lamentablemente haya habido un contagio. Ojalá que se quede solo en eso y se aprenda de los errores (si los hubo) y, por encima de todo, que todo vaya bien para la colega infectada.
Atentamente
 
Dr. Jose Maria Echevarría

Foto: Gabriela Echevarría

El único animalario que podía acoger a Excalibur lo rechazó


A pesar de tener una parte de la opinión pública en contra, el perro de la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, Excalibur, fue sacrificado ayer y trasladado al crematorio de Paracuellos del Jarama por «suponer un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al ser humano». El personal técnico que se encargó de darle muerte abrió la puerta, lo dardeó y cerró la puerta. Y una vez que escucharon el ruido del perro caerse por la sobredosis anestética, le pincharon la inyección que acabó con su vida, tal y como pudo saber LA RAZÓN. Después, fue envuelto y metido en un recipiente de seguridad biológica para poderlo llevar al crematorio de Paracuellos del Jarama (que no es nivel 4), donde se le incineró en un horno que puede alcanzar hasta los 900ºC.
La Comunidad de Madrid tomó esta decisión no sin antes consultarla con diferentes entidades. En concreto, «se consultó la opinión del director general de Sanidad de Producción Agraria del Ministerio de Agricultura (Valentín Almansa de Lara, que es licenciado en Veterinaria), a José Manuel Sánchez Vízcaino, veterinario del departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid, al Colegio de Veterinarios de la región y al director del Laboratorio de referencia de la Organización Mundial de Sanidad Animal (no se especificó nombre, pero Vizcaíno es también director de este laboratorio)», según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Y «todos ellos opinaron que era mejor su sacrificio» para evitar posibles males mayores, añaden las mismas fuentes.
Además, había otro problema a considerar. La Comunidad de Madrid no tiene ningún animalario de nivel 4, según precisaron desde la Consejería de Sanidad. Es decir, una «zona estanca con filtros independientes dentro de un laboratorio que pueda tener animales con enfermedades para las que no hay prevención ni tratamiento como es el ébola», explica el veterinario Joaquín Goyache.
De hecho, el único animalario en el suelo de la región que «sí tiene ese nivel es el de INIA, que es estatal y los responsables se negaron tras las voces previamente citadas que optaban por su sacrificio», añaden desde la Consejería de Sanidad. Es decir, que no se podría haber llevado a ningún espacio que tuviera alguna protectora a pesar de su ofrecimiento.
A las puertas de la casa de Javier y Teresa, en el municipio madrileño de Alcorcón, hubo momentos de tensión durante todo el día que desembocaron en varios enfrentamientos con la Policía. Allí se concentraron grupos en defensa de los animales que clamaban por que se paralizase el sacrificio del animal con el argumento de que mantenerlo con vida podría ofrecer respuestas a la cura del ébola. «Estáis matando la solución a la enfermedad, ¡asesinos!, ¡Asesinos!», clamaban algunos. Las protestas no evitaron que el animal fuera sacrificado. Ni siquiera el recurso planteado por Mascoteros Solidarios para paralizar el trámite. Después de toda una mañana de espera fue a primera hora de la tarde cuando se procedió a sacrificar al animal. Primero se le disparó un dardo desde el balcón que le adormeciera. Después, los técnicos le suministraron la inyección letal.