miércoles, 23 de abril de 2014

BONSAIS EN FLOR



































! TODOS LOS DÍAS !

Dicen que todos los días hay que comer manzana por el hierro y una banana, por el potasio.
Y también una naranja, para la vitamina C.
Y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes.
Todos los días hay que tomarse dos litros de agua. (Sí, y mearlos, que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos).
Todos los días hay que tomarse un Actimel o un Yakult para tener "L.Cassei Defensis ", que nadie sabe qué carajo es, pero parece que si no te mandás un millón y medio todos los días, entrás a ver a la gente como borrosa.
Cada día una aspirina, para prevenir los infartos. Y un vaso de vino tinto, para lo mismo. Y otro de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me acuerdo para qué era. Si te lo tomás todo junto, por más que te dé un derrame ahí mismo, probablemente ni te enteres.
Todos los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra, hasta que logres cagar un pulóver.
Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias, livianas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado. Haciendo el cálculo, sólo en comer se te van cinco horitas.
Ah, y lavarte los dientes después. Después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea: después del Actimel los dientes, después de la manzana los dientes, después de la banana los dientes... y así mientras tengas dientes. Y pasarte hilo dental, masajeador de encías, buche con Plax...
Mejor ampliá el baño y meté el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes, te vas a pasar varias horas por día ahí adentro.
Hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuno. Te quedan tres, siempre que no te agarre algún piquete.
Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de televisión. Bueno, ya no podés: todos los días hay que caminar por lo menos media hora (Dato por experiencia: a los 15 minutos andá volviendo, si no la media hora se te hace una).
Y hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que regarlas a diario. Y cuando te vas de vacaciones también, supongo.
Además, hay que estar bien informado, así que hay que leer por lo menos dos diarios, para contrastar la información.
Ah!, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción. Eso lleva su tiempo. ¡Y ni qué hablar si es sexo tántrico!! (Al respecto te recuerdo: después de cada comida hay que cepillarse los dientes!)
También hay que hacerse tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tenés perro o mascota... hijos ?!
A esta altura podés ir considerando el suicidio como opción válida.
En fin: a mí la cuenta me da unas 29 horas diarias.
La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez, por ejemplo: te duchás con agua fría y con la boca abierta, así mientras tomás agua, salís del baño con el cepillo de dientes en la boca y le vas haciendo el amor (tántrico) de dorapa a tu pareja, que de paso mira la TV y te cuenta, mientras barrés con una escoba metida en el culo.
¿Te quedó una mano libre? Llamá a tus amigos. ¡Y a tus padres!! Tomate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer falta). El Biopuritas con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se come la banana con el Actimel, y mañana cambian.
Y menos mal que ya crecimos, porque si no nos tendríamos que clavar un Danonino Extra Calcio todos los días. ¡ Úuuuf!
Si te quedan 5 minutos, comparti Chistes21.com con algún amigo mientras disfrutás de una cucharadita de Total Magnesiano, que hace de bien...
Y ahora te dejo porque entre el yogur Activia, el medio pomelo, la cerveza, el primer litro de agua y la tercer comida con fibra del día, ya no sé qué me me estoy haciendo pero necesito un baño urgente.
Ah, ya que estoy aprovecho y me llevo el cepillo de dientes...

! Dedicado a los Gallegos ! Una docena de falsos prejuicios sobre los gallegos

Gastronomía Gallega
Nunca pensé que la gente pudiera estar tan equivocada con los gallegos. Pero al venirme a vivir a Madrid fui acumulando grandes joyas de la estupidez humana. No sé porque se han creado una imagen tan distorsionada de nosotros. Tal vez hay alguna conspiración judeomasónica para destruir a los irreductible celtas y yo no me he enterado.
En este post voy a desmitificar, bajo mi humilde opinión, doce estigmas que llevamos los gallegos porque sí.

1. El marisco

Pues no, no estamos todo el día poniéndonos tibios de marisco. Ni todos los días nos largamos mariscadas pantagruélicas, ni comemos pulpo a todas horas,  como el que masca chicle. En Galicia se come de todo, como en todas partes, y además, de una calidad excelente. El caso es que los que no son gallegos piensan que una mariscada son dos patas de centolla y unos berberechos. El marisco forma parte de nuestra dieta habitual; un día, en cualquier hogar gallego, se pone en la mesa unos mejillones al vapor como entrante o unas almejas a la marinera de primer plato. Pero las mariscadas decadentes y como dios manda se hacen solo en celebraciones o reuniones. Marisco a rodar y albariño para anegar una cuidad. Ahí sí.

2. La queimada

Queridos amigos, no se puede ser tan obtuso. No todos los gallegos saben hacer una queimada, ni bailar la muñeira. Eso no va en el ADN. ¿Acaso todos los vascos saben hacer un marmitako? ¿O todos los valencianos una paella? Pero si algunos no saben ni donde está la cocina…

3. Tristes

Dicen que los gallegos somos gente sombría y gris, aburridos y melancólicos… Puede que abunden más personas con este tipo de comportamiento, que en lugar habitualmente soleado, como Canarias, pero ¿cómo estarían ustedes con un clima abundantemente lluvioso y/o frío, donde tienes que pasar gran parte del tiempo en casa metido? Se cortarían las venas como mínimo. Ahora les voy a decirles algo que, tal vez, no sepan, y les pregunto: ¿conocen el Club de la Comedia o el tema de los monologuistas? Seguro que sí. Pues muchos, y algunos de los mejores, son gallegos. Allá donde vamos somos los reyes del mambo, los putos amos de la fiesta, los que a la hora de salir nos tomamos a pecho el lema de los Inmortales: “Solo puede quedar uno”. Pues ese uno que queda en pie tras una noche de juerga degenerada y etílica, creedme, siempre será un galleg@.

4. Paletos

Anda que… esto me pone de una mala hostia… (y de esto sí que pecamos y nos jactamos los gallegos, al menos esta). Cuando llegué a Madrid todo el mundo pensaba que yo venía de las montañas, como Heidi, que íbamos todos con la boina en la cabeza y la azada al hombro. Que todo eran prados y que vivíamos entre las vacas. ¡Joder! Hay que ser ignorante y gañán para pensar eso a estas alturas. Como no hay suficiente información a la acceder gratis para hacer una consulta y sacarnos de nuestra infinita ignorancia… luego somos nosotros los de “provincias”. Manda huevos…
Aquí una pequeña muestra de los “paletos” más celebres gallegos:
  • Ramón María del Valle- Inclán: perteneció a la generación del 98 y fue un autor clave en la literatura española del S. XX. Un gañán impresentable.
  • Rosalía de Castro: una de las representantes del Rexurdimento Galego, y precursora de la poesía moderna, junto a Bécquer. Una paleta triste y llorona.
  • Torrente Ballester: Premio Nacional de Literatura, Premio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias. Profesor de Historia Universal en la Escuela de Guerra Naval, en Madrid; invitado a ejercer en la State University of New York… y lo mejor, ¡es de Ferrol, como yo! Otro aldeano que bajó de las montañas.
  • Camilo José Cela: ¡Nah! Sólo decir que es el puto Premio Nobel, una irrisoria nadería, creador de un nuevo estilo de narrativa, el “Tremendismo” y que estuvo 45 años como académico de la lengua… cosillas baladíes. Un malhablado y un ordinario, pardiez.
  • Concepción Arenal: pionera del movimiento feminista en España, que con dos cojones se viste hombre para asistir como oyente a la Facultad de Derecho en Madrid; primera mujer premiada en un concurso literario de la Academia de Ciencia y Morales Políticas. Otra de Ferrol. Si es que somos la hostia. Una aldeana marimacho.
  • Castelao, Wenceslao Fernández Flórez, Álvaro Cunqueiro, Emilia Pardo Bazán, Curros Enríquez, Otero Pedrayo, Ramón Cabanillas, Celso Emilio Ferreiro, Suso de Toro, Carlos Casares, Manuel Rivas… y por citar algunos nombres de escritores gallegos, que ya ven, unos bárbaros ignorantes que no aportaron nada a la humanidad…

5. Indecisos

Esto no es de todo correcto. No es indecisión. Lo que pasa es que tal vez le damos algunas vueltas a las cosas, pero luego vamos a muerte con esa decisión. No elegimos o decidimos a la ligera y luego a los dos días cambiamos de opinión. El no ser un “veleta” no nos hace indecisos. Es que nosotros apechugamos con nuestras decisiones, para bien o para mal. Puede que un gallego tarde mucho en decidir dónde va a colgar un cuadro en su casa, pero ahí se va aquedar hasta el fin de los días. No llega y lo pone en el primer sitio que ve, y a los dos días lo cambia, y así hasta que tiene la pared como un puto colador.

6. Pachorrudos

Mmmm… pues no veo yo nada malo en esto. Y la verdad es que no es de todo cierto. Nosotros vivimos a nuestro ritmo, sois vosotros, los demás, los que vivís acelerados. Siempre corriendo para ir a todas partes, siempre con prisas… Tomen nota, y aprendan de los maestros.

7. Cerveza

Dicen que los gallegos sólo bebemos Estrella Galicia. ¡PUES CLARO! ¡Somos celtas! ¡Somos gente ruda del norte! Y bebemos en cuernos de toro, mientras damos grandes risotadas con nuestras guturales voces, y nos peleamos a cuchillo por el último trozo de venado… a ver si no vemos tantas películas, ¿eh?. La Estrella o la 1906 la prefiero mil veces antes que beber el meado de burro ese que se bebe por ahí, creo que en Madrid el orín de asno lo embotellan con una etiqueta que pone “Mahou”. En fin, otro estigma que llevamos los gallegos encima. Lo que pasa es que estamos mal acostumbrados a beber buena cerveza a buen precio. Esa diferencia de precio, en las cervezas, se nota en la calidad y en el sabor. Hay un abismo entre un botijo de orín… estooo de Mahou de 1 euro y pico, y una Grimbergen Óptimo Bruno, de 6 pavazos. La Estrella Galicia lo tiene todo: buen sabor y buen precio. Y si así fuera, eso de que sólo bebemos Estrella, lo estaríamos haciendo de puta madre.

8. Supersticiosos

¡No nos digáis eso que da mala suerte! ¡JAJAJA! Vamos a ver ¿qué pueblo no es supersticioso? Deben pararse a pensar esto: a Galicia todo llega tarde, todo. Y eso ha hecho que nosotros hayamos vivido más tiempo en zonas donde no había electricidad, y eso de andar por los caminos sin luz, da para inventar muchas cosas chungas. Yo creo que esta es una de las razones por las que en Galicia tenemos tanta mitología sobre bestias, brujas y seres mitológicos. Donde yo vivía, no hubo alumbrado en la calle hasta que tuve unos 15 años (hace 20). Lo que tenemos es mucha tradición y ustedes  mucha envidia cochina :P

9. Meigas

Dicen que todas las mujeres gallegas somos medio brujas. ¡Claro que sí, hombre! Todas sufrimos el síndrome de “Panoramix” y en lugar de bolso llevamos una marmita colgada del brazo, y vamos recogiendo hierbas por ahí con una mini hoz. Y cuando llegamos  a casa hacemos pociones mágicas para encontrar marido y desterrar el mal de ojo. ¡Ay! Santa paciencia… La explicación es más sencilla: los hombres nos aman y las mujeres nos envidian, porque somos tan guapas, simpáticas y listas que cualquier varón cae rendido a nuestros pies. No es que sea por un sortilegio de amor, es que somos encantadoras… y modestas ^_^ (y tenemos una retranca gallega que no podemos con ella)

10. Respondemos con una pregunta

¿Nosotros? ¿Seguro? ¿Quién dice eso? Respondemos con una pregunta cuando no nos hacen la pregunta adecuada. ¿A dónde vas? ¿A ti que te importa? Si te lo quisiera decir ya te lo hubiera dicho, cotilla de mierda. Así de sencillo.

11. Todos narcos

Voy a acogerme al punto número 10 y poner de manifiesto este prejuicio. “Todos los gallegos sois narcos y contrabandistas”. Y yo les respondo con una pregunta: por esa regla de 3, los de la costa de Andalucía ¿son todos traficantes de personas? Váyanse un poquito al carajo.

12. Tontos

Tontos… ya… y a mí entran ganas de liarme a hostias con el personal. Tontos ¿porqué? Porque somos trabajadores y no unos vagos de mierda; tontos porque somos gente y amigos fieles, leales y aún sabemos que significa “honor”; tontos por tener educación y no mandar a tomar por culo a alguien que nos incordia con su sola presencia o con sus estúpidas preguntas; tontos por ser un pueblo afable y hospitalario con los nuestros y con los de fuera (recuerden la tragedia del tren Madrid-Ferrol de hace un mes);  pues si es por todo eso, SI, somos tontos, muuuuuuyyyy tontos.
La verdad es no sé cómo se han llegado a crear tanto prejuicios sobre los gallegos y sobre todo negativos. Si fuesen un poco más curiosos y mirasen más allá de sus narices o no se dejasen influir por habladurías de gente cenutria, conocerían una frase que casi es como definir a un gallego, la frase que hace que seamos, en contra de los cree mucha gente, el pueblo más optimista del mundo: “Malo será”. Así que tomen nota, y aprendan de los mejores, aprendan que nosotros siempre tenemos una visión positiva de todo: “Keep calm, que malo será”.

Vivieron 70 años juntos y murieron con 15 horas de diferencia

Vivieron 70 años juntos y murieron con 15 horas de diferencia
Helen tenía 92 y Kenneth, 91. Se fugaron para casarse en los 40 y desde entonces se daban la mano cada mañana en el desayuno
Es una historia de amor de esas de películas. Compartieron toda una vida juntos, y dejaron este mundo casi el mismo día. Una pareja de ancianos, 70 años casados, y seguían cogiéndose de la mano cada mañana a la hora del desayuno, fallecieron con sólo 15 horas de diferencia.
Helen Felumlee, de 92 años, murió el 12 de abril. Su marido, Kenneth Felumlee, de 91, falleció a la mañana siguiente, con sólo 15 horas de diferencia. Los ocho hijos de la pareja, que vivían en Nashport, Ohio, afirmaron que eran inseparables desde que se conocieron desde adolescentes, e incluso una vez prefirieron compartir una cama a bordo de un ferry, que dormir una noche separados.
"Sabíamos que cuando uno se fuera, el otro lo iba a seguir", aseguró su hija.
Unas 12 horas después de morir Helen, Kenneth rápidamente comenzó a decaer. Rodeado por su familia y amigos más cercanos, murió a la mañana siguiente. "Ya estaba listo. Simplemente no quería dejar que ella se fuera sola".
La pareja se conocía desde hace años, y el 20 de febrero de 1944 se fugaron a Cincinnati desde Newport, Kentucky, a dos días de que ella cumpliera 21 años, porque Kenneth era demasiado joven para casarse en Ohio.
Kenneth trabajó como inspector de vías férreas y mecánico antes de emplearse en la oficina postal de Nashport. También daba clases dominicales en la iglesia de su localidad. Helen era ama de casa, se hacía cargo de su familia y ayudaba a otras familias del área. También era maestra los domingos y era reconocida en su comunidad porque le gustaba enviar tarjetas de saludos, agradecimiento y felicitaciones a todos. "Mantenía el negocio de Hallmark", dijo en broma su nuera Debbie Felumlee.

Pérez-Reverte revoluciona las redes sociales en su “A ver si lo he entendido, presidente” y los bárbaros de Cavafis

El escritor Arturo Pérez-Reverte

“PARA ESTO, QUE NOS INVADAN LOS BÁRBAROS DE UNA PUTA VEZ. QUE TODO SE VAYA AL CARAJO Y EL SENTIDO COMÚN RECONOZCA A LOS SUYOS. SI QUEDAN”, CIERRA EL ESCRITOR

A ver si lo he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto.
Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente.
¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras.
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente?
A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo
. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el tango.. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para este pasaje".