viernes, 24 de octubre de 2014

Científicos extremeños ganan la batalla al 'taladro de la encina'

Científicos extremeños ganan la batalla al 'taladro de la encina'
Imágenes del coleóptero llamado 'cerambyx'.|CEDIDA
Es un animal traicionero. Cuando aún es una larva, se introduce en el interior de la encina y luego se la come desde el interior. En apariencia, el árbol está completamente sano, aunque por dentro esté hueco. De hecho, sólo se aprecia que está enfermo cuando viene una racha de viento y lo abate como si fuera de papel. Los expertos lo llaman 'cerambyx', aunque es más conocido como 'el taladro de la encina' y avisan de que es mucho más peligroso que la 'seca'.

La 'seca'. Durante los últimos tiempos ha sido una especie de hombre del saco para la dehesa. Un enfermedad desconocida que desecaba sin avisar a los árboles quercus; es decir, encinas y alcornoques. 

Pero el 'taladro' es más preocupante. «Lo que sucede es que la 'seca' llama mucho la atención porque se aprecia su avance en los árboles. El cerambyx es mucho más insidioso. Puede infectar un árbol y que no se note, sólo cuando ya sea irreversible», asegura José Rafael Esteban, científico del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (Inia), y una de las voces más reputadas sobre este asunto.

Esteban estuvo esta semana en Badajoz, donde participó en una reunión de trabajo con sus colegas de la Junta de Extremadura. Juntos, llevan un lustro colaborando en un proyecto para controlar esta auténtica plaga. Y por el momento, los resultados son muy esperanzadores. La solución resulta de lo más sencilla: colocando trampas con el cebo adecuado. 

Los trabajos corren a cargo del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Junta de Extremadura y los fondos Feder de la UE. Está dividido en dos subproyectos, que desarrollan científicos extremeños y del Inia nacional, con sede en Madrid. 

Importancia económica
La dehesa no sólo es el ecosistema que más define a Extremadura. También es la base de la subsistencia de una importante masa de población. Pocas poblaciones conviven tan estrechamente con el entorno como la de amplias zonas de la región. 

Se considera que una cuarta parte de nuestra superficie está formada por encinas y alcornoques. La dehesa arbolada constituye, muy probablemente, el agrosistema más equilibrado ecológicamente.

Más del 20%
Por eso, el taladro es una amenaza de primer orden. Todavía no hay datos concluyentes, pero se considera que a estas alturas puede afectar a más del 20% de los árboles de la comunidad autónoma. Muchas veces, los problemas más complicados pueden ser resueltos de la manera más sencilla. 

En este caso, la solución resulta efectiva y ecológica. Se basa en colocar trampas que contengan una sustancia atrayente para estos animales. José del Moral, responsable del proyecto en Extremadura, lo define como un «auténtico insecticida biológico», que no interviene sobre el entorno. El aspecto que más ha preocupado a los responsables se ha basado en encontrar la sustancia que más atrajera a los animales. Y es que el 'taladro' no suele salir de su madriguera, por lo que es necesario que el atrayente sea irresistible y eficaz. 

Después de varios estudios, se ha llegado a la conclusión de que el mejor cebo es el zumo de melón, con mejores resultados que la cerveza y el vino azucarado. Se ha conseguido una efectividad del 75%. Esto es, se elimina a las tres cuartas partes de la población de animales adultos en una zona determinada. 

Sin embargo, Esteban avisa de que esos resultados deben conseguirse al menos durante cinco campañas consecutivas. Esto es así porque se ha comprobado que estos coleópteros pasan entre tres y cinco años dentro del árbol en estado larvario hasta que se hacen adultos. Pero no se trata de eliminar completamente esta especie, sino más bien hacer una suerte de 'descaste ecológico'. Es decir, rebajar la población hasta niveles normales que no amenacen a las quercus. Otro de los avances establece que el mejor momento para iniciar la cacería es entre mediados de junio y de agosto. Sobre todo, a comienzos de julio es más fácil capturarlos.

Este 2009 es el año central de la investigación, y el proyecto tiene marcado 2010 para finalizar. A partir de ahora, los estudios marchan en tres direcciones. 

Lo más importante es sintetizar la molécula del zumo de melón que atrae a los cerambyx. Una vez conseguida y creada en laboratorio, se podrá utilizar con mucha más efectividad. Esteban bromea que, en estos trabajos, se está utilizando algunas de las máquinas que aparecen en la serie de televisión CSI. Así, no habrá que preocuparse de que el zumo se deseque con el tiempo. Además, se está estudiando el número de trampas por hectárea que se deben colocar para asegurar la efectividad. Igualmente, se quiere alcanzar el diseño que sea más operativo.

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