domingo, 15 de junio de 2014

«No lo acabamos de creer, ha sido un palo muy gordo en plena juventud»


  • Familiares y amigos velaron ayer los cuerpos de Julián Vargas y Víctor Lázaro, los dos jóvenes fallecidos en el accidente de Cabezón de la Sal

  • Poco se podía ayer decir en el tanatorio de Cabueñes para intentar consolar al entorno de los dos jóvenes fallecidos el viernes por la mañana en un accidente de tráfico múltiple en la Autovía del Cantábrico, a la altura de Cabezón de la Sal. Familiares, amigos y compañeros de Víctor Lázaro Viña, de 22 años, y de Julián Vargas Agudelo, de 19 años, velaron los restos mortales durante todo el día en un estado de conmoción por el fatal desenlace de los dos amigos.
    «No nos lo acabamos de creer, ha sido un palo muy gordo del que tardaremos en reponernos», comentaba un amigo de Víctor, ‘Vity’, camarero en una sidrería de la calle de Eleuterio Quintanilla y al que sus allegados definían como un «chaval muy trabajador que siempre tenía un sonrisa en la boca y estaba de buen humor». Su incineración tuvo lugar a última hora de la tarde de ayer y el funeral se celebrará mañana a las seis de la tarde en la iglesia parroquial de SanLorenzo.
    En la más estricta intimidad quiso celebrar el velatorio y la despedida la familia del otro joven fallecido. Julián Vargas era soldador de profesión y había nacido en Colombia, aunque se había trasladado a vivir a Asturias a temprana edad. Los dos jóvenes se habían conocido durante su paso por la Universidad Laboral y mantenían una relación de amistad, aunque la vida les había llevado por diferentes caminos en los últimos años.Por el tanatorio pasaron sus antiguos compañeros del instituto ElPiles y de la Universidad Laboral, así como los que compartieron horas de trabajo en los locales en los que estuvo de camarero, como el ‘dQuini’, en Pablo Iglesias, donde el joven compaginaba su profesión con su pasión: el Sporting. «Dentro de esta tragedia que estamos viviendo lo único que nos queda es esperar que el Sporting suba a Primera, que era lo que él más quería....», lamentaban ayer en Cabueñes.
    Julián no tenía coche y, al parecer, le pidió a Víctor que le llevase en el suyo a un viaje al País Vasco, según explicaron ayer unos amigos. Encontraron la fatalidad a las 6 de la mañana del viernes, en el punto kilométrico 249 de la Autovía del Cantábrico en dirección a Santander. La densa niebla que a esa hora tapaba las inmediaciones de Cabezón de la Sal se estima que pudo ser la causa principal del accidente en el que se vieron involucrados tres camiones y ocho turismos.
    El turismo en el circulaban los dos jóvenes gijoneses quedó aplastado entre dos camiones. El coche quedó completamente destrozado. Hubo además otros diez heridos de diferente consideración, varios de los cuales aún permanecen ingresados en el hospital. Se trata del siniestro de tráfico más grave de los ocurridos en el Norte de España en los últimos años.

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