martes, 23 de abril de 2013

EL BAMBÚ JAPONES

 No hay que ser agricultor
para saber que una buena
cosecha requiere de buena
semilla, buen abono y
riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para
impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas
sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!".
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y
que lo transforma en no apto para impacientes. Siembras la
semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada, al menos
apreciable…
En realidad no pasa nada con la semilla... durante los siete
primeros años, a tal punto que un cultivador inexperto
estará convencido de haber comprado semillas estériles. Sin
embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis
semanas...la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!.
¿Tarda sólo seis semanas en crecer?...
La respuesta es no: se toma siete años para crecer y seis
semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años
de aparente inactividad, este bambú genera un
complejo sistema de raíces que le permiten sostener el
crecimiento que llegará después.
 En la vida cotidiana, muchas personas tratan de
encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin
entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo.
 Quizá por la misma impaciencia, muchos de aquellos
que aspiran a resultados a corto plazo abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al
impaciente de que sólo llegan al éxito aquellos que luchan de forma perseverante y saben esperar el momento adecuado
De igual manera, es necesario entender que en muchas
ocasiones estaremos frente a situaciones en las que
creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordemos el
ciclo de maduración del bambú japonés. Y no bajemos
los brazos ni abandonemos por no ver el resultado
esperado, ya que sí está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.
La paciencia es un hábito que cuesta adquirir, pero si
vamos poco a poco, gradualmente, caminando nuestro sendero, lograremos ese éxito y lo lograremos de una
manera sólida, sin fisuras.
El triunfar, tanto a nivel personal como profesional,
requiere altas dosis de paciencia y perseverancia.
Conlleva mucho tiempo y dedicación, y sólo nosotros somos capaces de asimilar esos hábitos porque nos lo
proponemos como reto personal.
 Hay un viejo dicho que dice que la prisa nunca ha sido buena
consejera; seamos perseverantes y busquemos ese éxito:
haciendo las cosas bien y esperando, llegará a nosotros,
seguro.
(Extraído del libro "La brújula interior", de Alex Rovira)

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