lunes, 17 de septiembre de 2012

ANDALUZ


Hoy estoy guarnío. Y lo que más me gusta de estar guarnío es poder decir que estoy guarnío... Es una expresión que me encanta... como tantas otras que son tan  nuestras. Como cuando uno se pone a comer muy ligero y acaba  engollipao (o engoñipao) o  cuando riegas las macetas más de la cuenta y las dejas enguachinnás... Yo nunca  pido churros, sino calentitos... de niño nunca iba a las atracciones, sino a  los cacharritos... y cuando me hartaba el colegio lo que hacía era  rabona... . A lo largo de mi vida he conocido a más  apollardaos que tontos y a más esnortaos que despistados... pero nunca a ningún  antipático, sólo a malajes o saboríos... Aquí lo mucho es una jartá o una  pechá, y lo poco es una mijita... y la gente no pasea, da vuertas... Lo que está  muy sucio está empercochao y lo que limpias a fondo lo dejas escamondao... Si  se te va la olla te quedas majarón, y si das mucho la lata te llaman  pejiguera... Los borrachos, que son papaos, no deambulan, sino que dan  camballás... y la gente no odia la mentira, sino el falserío... Lo roto está  descuajaringao y lo pasado de fecha revenío... los cobardes son jiñaos y lo muy  visto está mu manío...
Por expresiones como estas, y las miles que se quedan en  el tintero, cada vez me gusta más el andalú... y quien diga que hablamos mal  que aprenda a entendernos y verá como le coge el gusto... buenas tardes... (y  que conste que lo que acabo de soltar no es ninguna tontería, sino una  chuminá).


1 comentario:

  1. El original de ese texto lo puedes encontrar en https://www.facebook.com/historiasdelaalameda/posts/446742692023112 e incluido en el Libro Historias de la Alameda
    Un saludo

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