domingo, 10 de junio de 2012

España logra su objetivo: claves sobre qué diferencia rescatar al país o la banca

España cede soberanía bancaria al pedir ayuda
Los hombres de negro de Montoro son el FMI, el BCE y la Comisión Europea, que toman las riendas de los países cuando un Estado pide ser rescatado. Eso ocurrió en Grecia, en Portugal y en Irlanda. Pero no en España porque, para desesperación de Alemania, siempre se ha resistido a perder su soberanía. Y lo ha conseguido, hasta el punto de que ha obligado a romper las reglas actuales. Eso sí, no será gratis. Aquí tienes las claves para comprender qué diferencia hay entre lo que ocurrió ayer y el rescate de un país.

En los pequeños detalles están las grandes diferencias. Por eso, son pequeños detalles los que ayudan a comprender qué ocurrió ayer y por qué España, a pesar de todo, puede presumir de haberse salido con la tuya.
No obstante, antes de seguir, debe puntualizarse que en toda negociación hay concesiones, y nuestro país tampoco ha salido impune; aunque teniendo en cuenta el punto al que había llegado de estrangulamiento en los mercados financieros, y el agujero de la banca, el rescate de la banca es el mal menor.
De hecho, el Gobierno habría preferido no recurrir a Europa y haberse financiado en los mercados, pero la disparada prima de riesgo se lo impide, y haber evitado así la palabra rescate, aunque se limite a su sector financiero y, dentro de éste a las cajas enfermas (el 30% de todas las entidades).
Pero, llegada a la agónica situación en que estaba, la decisión de ayer del Eurogrupo estaba entre las mejores que podía esperar el Gobierno y por la que llevaba peleando varias semanas. Aquí tienes las claves para entenderlo.
Primer detalle: la principal diferencia entre rescatar al país o a su banca es que, cuando el Eurogrupo aceptó financiar el agujero de la banca, sin que España sea rescatada, nuestro país se garantizó su soberanía y evitó una fuga masiva no ya de depósitos, sino de inversión extranjera.
Aunque sería iluso pensar que las líneas maestras de la política española no están condicionadas por Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde mayo de 2010 -cuando el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció un drástico ajuste después de negarse por primera vez a pedir el rescate-, la diferencia entre la situación actual y ser gobernado por una troika formada por el FMI, el BCE y Bruselas es enorme.
Como su única prioridad sería recuperar el préstamo, no la ciudadanía española,aplicarían desde el primer día medidas drásticas dirigidas a garantizar el cobro: despido de funcionarios, rebaja de sueldos, congelación (si no bajada) de las pensiones, retraso de la edad de jubilación, recorte de las ayudas sociales, subida de impuestos, congelación de inversiones públicas...
Ahora, en cambio, estas decisiones tan drásticas se aplicarán en las entidades rescatadas, que sufrirán duros ajustes de plantilla, oficinas y sueldos, además de que se verán obligadas a vender todo lo que puedan para devolver cuanto antes el dinero.
Pero el resto de los ajustes, los que afectan al país, seguirá decidiéndolos el Gobierno, aunque con las directrices que le lleva marcando Europa dos años.
Segundo detalle: España ha obligado a romper las reglas, ya que la normativa actual exige que los países pidan un rescate para poder inyectarles dinero, y en este caso no ha sido así.
¿Por qué se le ha concedido este privilegio? Las razones son muchas, pero detrás está, innegablemente, la actitud de España de tensar la cuerda para conseguir lo que quería: recibir el dinero que necesita para la banca sin ser rescatada.
Alemania le ha insistido en varios ocasiones que lo haga, consciente de que el país, como tal, todavía tiene resortes y, por tanto, no se enfrentaba al rescate de un Estado demasiado grande para caer, sino sólo a su banca enferma, que según el FMI sólo representa el 4% del país.
Punto de gran diferencia respecto a Irlanda, país que sí fue rescatado por culpa de su banca, con la diferencia de que el agujero de ésta representaba el 70% de su PIB. Consciente de ello, España ha dejado claro que no se trata del mismo caso y, por tanto, las reglas deben cambiarse.
Para presionar a Alemania, ha jugado a tensionar los mercados, dejando claro que, si al final debía ser rescatada, no iba a ser tan fácil y arrastraría consigo a Italia y, por último, al euro. Un escenario que el país germano quiere evitar a toda costa.
La estrategia ha dado sus frutos, porque Alemania ha terminado cediendo, probablemente asustada de la amenaza que llegó el viernes por parte de Moody's, de que las tensiones en la eurozona podría llevarle a perder su triple A, y por las presiones deEstados Unidos, FMI, BCE y Comisión Europea, que llevan tiempo pidiéndole saltarse las reglas.
Tercer detalle: El FMI supervisará la inyección a la banca, no participará en ella, punto crucial, porque todo rescate incluye su presencia. Por tanto, no es sólo que la troika no aterrizará mañana en Moncloa, sino que el Fondo Monetario, al quedarse fuera, marca las distancias con lo que sí es un rescate.
Cuarto detalle: Al final del proceso, la propia banca pagará el grueso de su rescate, no los ciudadanos, como sí ocurre cuando se rescata a un país. Esto es así porque el Gobierno nacionalizará la mayoría de las entidades que pidan ayuda (si no todas), como ha hecho conBankia, y una vez saneadas, las venderá para devolver el dinero.
Según el FMI, el 70% sector financiero español está sano, y sólo un 30% necesita ayuda. Si estas cifras se cumplen, cuatro bancos tienen garantizada su nacionalización: Bankia, Novacaixagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia. Ellos cuatro ya representan el 20% del sector.
¿A quién se venderán? La pregunta del millón, pero no se puede descartar que entonces Europa se cobre parte de la ayuda española y dentro de unos años veamos a un gran número de entidades extranjeras haciéndose con un tercio de nuestro sistemafinanciero.
Por el camino, eso sí, todos los españoles pagaremos la ayuda a la banca, porque como reconoció el propio Guindos, los intereses de ese crétido computarán como déficity, hasta que se vendan los bancos y se salde el préstamos, está irá sobre las espaldas de todos los ciudadanos en forma de deuda pública.
Quinto detalle: ¿Dónde está Rajoy? Hoy, viendo el estreno de la selección española de fútbol en la Eurocopa. ¿Ayer? Dejando que fuera el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien diera la cara.
Clara escenografía de que España no está pidiendo un rescate, porque esa labor correspondería al presidente del Gobierno (al margen de las críticas que se puedan hacer a Rajoy sobre cómo está gestionando sus apariciones en esta crisis).

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