jueves, 10 de mayo de 2012


los dos cerdos

que hacía mucho no se veían se encontraron un día. Ellos fueron separados cuando todavía eran cachorritos. Ahora, cuentan sus aventuras. Yo vivo en una enorme casa de madera. Cuenta el primero. Mi amo nos lleva todos los días para pasear por un caminito. Ahí vamos a comer ¡y la comida es muy buena! El otro, miró a su amigo con misericordia, pues sabía lo que eso significaba - el cerdo estaba ahí para ser vendido como comida para seres humanos. No querendo perturbarlo, sin embargo, utilizó una comparación para que él lo entendiera. ¡Qué bueno de la grande casa! Mi casa también es grande y tiene un grande pasto. Vivo solo, sin embargo, pues hay un niño que tiene gran cariño por mí. En vez de pasar por un caminito, él me lleva todos los días a pasear por el campo. Es como la diferencia entre vivir con esperanzas y vivir con expectativas, amigo. Vivo con esperanzas, pues soy libre. Aunque mi amo me lleve hasta el prado, puedo decidir hacia donde seguiré. Pero, vivir con expectativas, puede ser la muerte, pues es un camino tan estrecho a veces, puede llevar a una rica recompensa, pero a veces puede llevar a cosas más desagradables. Sugiero que pares de vivir con expectativas, amigo, y empieces a vivir con esperanzas de un mejor día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario