viernes, 13 de mayo de 2011

MALAGUEÑA SALEROSA

HUMOR GILA

LA ESTRELLA MAS MASIVA DE LA VÍA LÁCTEA ES:

La estrella más masiva en la vía láctea, actualmente conocida y anunciada el 13 de junio de 2007 tiene el simple nombre de 
                                              A1 
siendo parte de un sistema binario y se le calcula una masa de 114 veces la del sol. Es la primera vez que se encuentra una estrella con una masa superior a 100 veces la del sol.
Es la estrella más brillante de un cluster joven llamado NGC 3603, que se encuentra a 20.000 años luz de la Tierra. Su compañera binaria tiene una masa de 84 veces el sol.

PARABOLA

EL GRANO DE MOSTAZA
.Un hombre sembró semilla de mostaza en su campo; siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece sale por encima de las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto en que vienen los pájaros a anidar en sus ramas..
Comentarios:1- Una pequeña pero muy buena idea, por simple e insignificante que parezca, puede ser la palanca de una futura gran empresa.
2- Una pequeña buena acción, puede ser el despegue de un gran movimiento de buena voluntad.
 

LAS ENFERMEDADES

Se puede considerar que enfermedad es cuando se da una situación en contra de la salud, o sea cuando el cuerpo pierde las condiciones idealespara las cuales han sido creado.

Hay dos tipos principales de enfermedades: las físicas o corporales, y las sicológicas o mentales.
Una persona podría estar enferma de alguna o varias funciones de su cuerpo físico, pero estar con una mente totalmente razonadora, ágil y activa, y un comportamiento excelente.
Inversamente podría ser que otra persona esté completamente bien en sus funciones orgánicas y físicas, pero padecer de problemas con su mente, su comportamiento, su razonamiento.

Las enfermedades podrían presentarse por diferentes causas como pueden ser:
- Adquirir organismos dañinos como virus o bacterias no aceptables por el cuerpo humano y que lo atacan, 
- Adquirir elementos ambientales nocivos como humo de tabaco, humo de los vehículos, aguas contaminadas con químicos u organismos, alimentos descompuestos, radiación.
- Ingerir productos no aptos para el cuerpo como venenos, químicos o fármacos inadecuados o en exceso.
- Malos hábitos de vida, como vida sedentaria sin ejercicios, dietas alimenticias desbalanceadas, falta o exceso de alimentación, incorrectas posturas del cuerpo en el trabajo o el hogar. 
- Alergias, que son reacciones defensivas en exceso del cuerpo a elementos que han ingresado a él, sean o no elementos benéficos.
- Factores familiares, sociales o de trabajo que dan estrés, y éste a su vez descontrola las actividades y equilibrios normales del cuerpo, enfermándolo.
También influyen entre las causas por las que se presentan algunas enfermedades, factores involuntarios como la edad, raza, sexo, herencia genética.

Para ayudar a prevenir el acoso de las enfermedades deben de tomarse en cuenta muchas acciones de precaución. Por ejemplo:
- Haber sido vacunado contra todas o la mayoría de las enfermedades contagiosas y de las cuales ya exista vacuna, lógicamente.
- Llevar una vida no sedentaria, haciendo ejercicio o caminando unos 20 a 30 minutos diarios.
- Tener una cantidad de alimentación adecuada con una dieta balanceada.
- Tomar ocho vasos de agua al día.
- Dormir de 7 a 8 horas diarias.
- No estar en ambientes contaminados.
- Botar las basuras en los recipientes adecuados, nunca en los suelos, ni en las aguas. 
- No mantener depósitos de agua como floreros, llantas, botellas, recipientes, etc, expuestos al aire libre, para así evitar la cría de zancudos o mosquitos.
- Lavarse siempre las manos después de haber ido al sanitario, y siempre antes de comer o de ir a confeccionar alguna comida.

La curación de una enfermedad puede darse por diversos medios:
- Atacando con fármacos al organismo invasor que la produjo, y eliminándolo.
- Proveyendo al cuerpo de defensas adecuadas en sus células para frenar y eventualmente eliminar al invasor.
- Poniendo el cuerpo en baja actividad o en reposo para que toda su energía se dedique a combatir la enfermedad.
- Si la enfermedad es producto de una inadecuada alimentacion, entonces tomar la alimentación correcta para la sanación.
- Si la enfermedad es producto del mal ambiente, entonces cambiar de ambiente o cambiar al ambiente.
- Si la enfermedad es producto de desequilibrios internos del cuerpo, entonces proveerle de los elementos necesarios para regresarlo a su equilibrio interno.
- Si la enfermedad es producida por una alergia, el mejor remedio es averiguar cuál elemento la produce, y evitarlo. 
- Si la enfermedad es producto del estrés emocional, entonces tomar las cosas con mucha calma, mucho respeto a los demás, mucha paciencia y pensar que las cosas que están sucediendo son las mejores que habrían podido suceder, a pesar de lo incómodo que nos parezcan.
En todo caso, si los anteriores consejos no le son funcionales, pida consejo a su médico.

CADA DÍA UN REFRÁN HOY:

                                       A rey muerto, rey puesto.



Nadie es indispensable en ningún trabajo o posición. Cuando un puesto o lugar queda vacante, sobra quien lo llegue a ocupar. 
Cuida con responsabilidad tus posiciones, pues no faltará quien te quiera reemplazar.

CADA DÍA UN CUENTO HOY:

                                         9-Cenicienta 

La esposa de un rico hombre cayó enferma, y sintiendo que ya estaba en sus últimos días, llamó a su única hija a su lado y le dijo:
-"Mi querida hija, se siempre buena y piadosa, y así el buen Dios te protegerá todos los días, y yo también velaré por ti desde el cielo y estaré cerca de ti."-
Momentos después la buena señora cerró sus ojos y partió al reino de Dios. Todos los días la joven visitaba la tumba de su madre, y lloraba, y se comportaba buena y piadosa. Cuando llegó el invierno, una gran capa de nieve se formó sobre la tumba, y cuando el sol del verano la derritió, su padre tomó a otra mujer por esposa.
La nueva mujer llegó a la casa con dos hijas, las cuales eran guapas y de lindas caras, pero viles y de negro corazón. Allí empezaron los malos tiempos para la pobre hija del señor. 
-"¿Pero se va a sentar esa estúpida gansa con nosotras en la sala?"- decían ellas, -"Si alguien quiere comer pan, que se lo gane. Que se vaya para la cocina."-
Ellas le quitaron los lindos vestidos que tenía, le pusieron un viejo delantal gris, y le dieron unos zapatos de madera.
-"¡Sólo mira a la orgullosa princesa, qué compuesta que está!"- gritaban y reían, y la llevaron a la cocina.
Allí ella tenía que hacer trabajos duros desde la mañana hasta la noche, levantarse antes del amanecer, traer el agua, encender los fuegos, limpiar, cocinar y lavar. Además de todo eso, las dos hermanas le hacían las mayores groserías que podían imaginarse - la imitaban burlonamente, le vaciaban los guisantes y las lentejas dentro de las cenizas para que tuviera que recogerlas una a una de nuevo -, y así muchas otras cosas más. Al anochecer, después de todo el trabajo que la dejaba rendida de cansancio, no tenía cama a donde ir a dormir, por lo que se acostaba entre las cenizas junto al fuego. Su padre, casi siempre ausente de la casa por su trabajo, no percibía lo que pasaba. Y como la joven siempre andaba sucia y tiznada por la ceniza, ellas le pusieron el sobrenombre de "Cenicienta".
Sucedió que un día, en uno de los viajes que el padre acostumbraba hacer, le preguntó a las hijastras si querían que les trajera algo al regreso.
-"Bellos vestidos."- dijo una.
-"Perlas y joyas."- dijo la otra.
-"¿Y tú, que deseas para ti?"- le preguntó el padre a Cenicienta.
-"Padre, corta para mí, la primer rama que te golpee el sombrero cuando vengas de regreso."-
Así pues, él compró bellos vestidos, perlas y joyas para las dos hijastras, y cuando venía para su casa, pasando por un tupido bosque, una rama de avellano pegó en su sombrero y se lo botó. Entonces cortó la rama y la cargo con él.
Al llegar a casa, dio a las hijastras lo que le pidieron, y a Cenicienta la rama del avellano. Cenicienta se lo agradeció, fue a la tumba de su madre y plantó la rama allí, y lloró tanto que las lágrimas cayeron sobre la rama y la humedeció. Y la rama creció, llegando a ser un frondoso árbol. Tres veces al día, Cenicienta iba y se sentaba bajo él, y lloraba y rezaba, y un pequeño pajarito blanco venía siempre al árbol, y si Cenicienta expresaba algún deseo, el pajarito le dejaba caer lo que ella había deseado.
Sucedió sin embargo, que el rey organizó un festival que duraría tres días, y al cual invitaba a todas la bellas muchachas del país, para que su hijo pudiera escoger a una de ellas por esposa. 
Cuando las dos hermanastras oyeron que ellas estarían en la lista, se sintieron muy complacidas, y llamaron a Cenicienta diciéndole:
-"Péinanos el cabello, cepilla nuestros zapatos y sujeta nuestras hebillas, porque vamos para el festival en el palacio del rey."-
Cenicienta obedecía, pero lloraba, porque también le gustaría poder ir con ellas al baile. Y le rogaba a su madrastra que lo hiciera.
Pero su madrastra, que no era buena ni cariñosa, como sí lo son la mayoría de las madrastras, le dijo:
-"¿Ir tú, Cenicienta? ¿Tú, que estás toda sucia y asquerosa, pretendes ir al festival?, ¡tú que no tienes vestidos ni zapatos adecuados, y pretendes ir a bailar!"- 
Sin embargo tanto insistía Cenicienta en pedirlo, que al fin dijo la madrastra:
-"He vaciado un plato de lentejas entre las cenizas para tí. Si en dos horas las has recogido todas, podrás ir con nosotras."-
La joven Cenicienta corrió hacia la puerta trasera que da al jardín, y llamó:
-"¡Hola!, ustedes mansas palomitas, ustedes pequeñas tortolitas, y ustedes pajaritos del cielo, vengan y me ayudan a recoger lentejas:
        " Las buenas al tazón,
          las malas al montón." "- 
Entonces dos palomas blancas entraron por la ventana de la cocina, y detrás las tortolitas, y por último todos los pajaritos que volaban cerca, y llegaron zumbando y en tropel y se colocaron junto a las cenizas. Y las palomas movían sus cabezas y comenzó el pic, pic, pic. Y todos los demás también estaban con el pic, pic, pic, y recogieron todos los granos y los colocaron en el plato.
Difícilmente había transcurrido una hora cuando ya habían terminado, y salieron de la cocina. Entonces Cenicienta llevó el plato donde la madrastra, e iba contenta, pensando que ahora sí que la dejaría ir al festival. Pero la madrastra dijo:
 -"¡Ah no, Cenicienta!, tú no tienes vestidos y así no puedes bailar. Sólo serías motivo de risas."-
Y como Cenicienta lloró por eso, la madrastra dijo:
-"Si puedes sacar de las cenizas otros dos platos de lentejas que tienen mezcladas, y me las muestras en menos de una hora, podrías ir con nosotras."-
Y la madrastra pensó para sí:
-"¡Eso sí que no lo podrá hacer!"
En cuanto la madrastra mezcló los dos platos de lentejas con la ceniza, la joven corrió de nuevo a la puerta que da al jardín y gritó:
-"¡Hola!, ustedes mansas palomitas, ustedes pequeñas tortolitas, y ustedes pajaritos del cielo, vengan y me ayudan a recoger lentejas:
        " Las buenas al tazón,
          las malas al montón." "-
Entonces dos palomas blancas entraron por la ventana de la cocina, y detrás las tortolitas, y por último todos los pajaritos que volaban cerca, y llegaron zumbando y en tropel y se colocaron junto a las cenizas. Y las palomas movían sus cabezas y comenzó el pic, pic, pic Y todos los demás también estaban con el pic, pic, pic, y recogieron todos los granos y los colocaron en el plato, y antes de media hora habían terminado y volaron hacia afuera de nuevo. Entonces la joven llevó los platos a la madrastra, y toda contenta pensando que ahora sí iría al festival con ellas. Pero la madrastra dijo:
-"¡Nada de eso te ayudará, no irás con nosotras, ya que no tienes vestidos para bailar, y nos avergonzaríamos de ti!"-
Y volviola espalda a Cenicienta, y salió presurosa junto con su dos orgullosas hijas.
Como ya no había nadie más en la casa, Cenicienta fue a la tumba de su madre bajo el árbol de avellanas, y gritó:
-"Tirita y tiembla, arbolito, te lo pido a tí,
   oro y plata tírame a mí."-
Entonces un pájaro le tiró un vestido de oro y plata, con bordados de fina seda. Y ella se colocó el vestido y corrió al festival. Sus hermanastras y su madrastra no la reconocieron, y creyeron que sería una princesa extranjera, ya que se veía tan bella con aquel vestido de oro y plata. Ellas nunca la relacionaron con Cenicienta, y más bien la imaginaban sentada en la cocina de la casa, toda sucia, recogiendo lentejas de las cenizas.
El príncipe fue a conocerla, la tomó de la mano y bailó con ella. Él no quiso bailar con ninguna otra joven, y nunca le soltó la mano, y si alguien venía a invitarla, él decía:
-"Ésta es mi compañera."-  
Ella bailó hasta el atardecer, y entonces quiso regresar a casa. Pero el hijo del rey le dijo:
-"Yo iré contigo y te acompañaré."-, pues quería saber a que familia pertenecía la bella joven.
Sin embargo ella logró escabullirse de él, y se metió en un palomar. El hijo del rey esperó a que llegara un leñador que había llamado, y entonces le contó que la extraña joven había saltado hacia el palomar.   El viejo hombre pensó:
-"¿Quién podrá ser?"
Y mandó a que le trajeran un hacha y un pico, y él tiró en pedazos el palomar, pero no encontraron a nadie adentro. Y cuando todos llegaron a la casa, Cenicienta yacía en sus sucios vestidos, y una débil lámpara de aceite alumbraba la habitación, pues Cenicienta había saltado rápidamente por la parte trasera del palomar y corrió al arbolito de avellanas, y allí se quitó el vestido de oro y plata y lo colocó sobre la bóveda, y la paloma se lo llevó de allí. Luego ella se fue a la cocina y se colocó entre las cenizas con su usual gris vestimenta.
Al día siguiente, cuando el festival comenzó de nuevo, y su madrastra y hermanas se habían marchado, Cenicienta fue al avellano y dijo:
 -"Tirita y tiembla, arbolito, te lo pido a ti,
   oro y plata tírame a mí."- "-
Entonces el pájaro le tiró ahora un vestido mucho más bonito que el del día anterior. Y cuando Cenicienta apareció en el festival con ese vestido, todo el mundo quedó maravillado de su presentación. El hijo del rey había esperado hasta que ella llegara, e inmediatamente tomó su mano y bailó únicamente con ella. Cuando alguien venía a invitarla, él decía:
-"Ésta es mi compañera."-  
Cuando llegó el atardecer ella quiso retirarse, y el hijo del rey la siguió, pues quería ver en que casa se introducía. Pero ella se escapó rápido de él, y entró a un jardín detrás de una casa. Había allí un bello y alto árbol del cual colgaban magníficas peras. Ella subió tan ágilmente las ramas como una ardilla, que el hijo del rey no pudo saber exactamente por dónde se fue. Y esperó a que llegara otra vez el leñador, y entonces le contó que creía que la extraña joven había subido al árbol de peras. El viejo hombre pensó:
-"¿Quién podrá ser?"
Y tomando el pico y el hacha, derribó al árbol, pero no había nadie allí. Y en casa de Cenicienta, cuando todos llegaron a la cocina, Cenicienta estaba allí, entre las cenizas, como siempre, ya que ella había saltado por el lado opuesto del peral, y entregado el bello vestido a la paloma en el avellano, y puesto sus grises ropas de nuevo.
 Al tercer día, cuando todos se habían marchado, Cenicienta fue otra vez más a la tumba de su madre y dijo al árbol:
 -"Tirita y tiembla, arbolito, te lo pido a ti,
   oro y plata tírame a mí."-
Y ahora el pájaro le tiró otro vestido aún más esplendoroso y lujoso que jamás hubiera tenido, y las zapatillas eran de oro. Y cuando llegó al festival con aquella vestimenta, todo el mundo quedó mudo de la impresión. El hijo del rey de nuevo sólo bailó con ella, y si alguien llegaba a invitarla, le decía:
-"Ella es mi compañera."-  
Al llegar otra vez el atardecer, Cenicienta quiso retirarse, y el hijo del rey estaba ansioso de acompañarla, pero ella escapó tan rápido que no pudo seguirla. Sin embargo, el hijo del rey, había pensado en una estrategia, y había llenado las escaleras con resina, y cuando ella bajaba las gradas, la zapatilla izquierda se quedó pegada. El hijo del rey la recogió, y era pequeña y fina, toda de oro.   Al día siguiente fue donde el rey y le dijo:
-"Ninguna joven, sino solamente aquella a quien le calce esta zapatilla de oro podrá ser mi esposa."-
Al saberse la noticia, las dos hermanas se regocijaron, pues tenían un bonito pie. Cuando el hijo del rey, en su recorrido, llegó a la casa de Cenicienta, la mayor fue a su habitación con la zapatilla a tratar de colocársela, y su madre estaba con ella. Pero le fue imposible ajustar el dedo gordo del pie, y la zapatilla era demasiado pequeña para ella. Entonces su madre trajo un cuchillo y le dijo:
-"Córtate el dedo, que cuando seas la reina, no necesitarás andar más a pie."-
La muchacha se cortó el dedo,    y forzó el pie dentro de la zapatilla, y soportando el dolor, fue donde el hijo del rey. Entonces él la montó en su caballo como novia, y salió con ella. Pero sin embargo, tenían que pasar por la tumba, y allí, en el avellano, estaban las dos palomas que gritaban:
-"Voltea y vuelve a ver,
   hay sangre en el zapato,
   muy grande es el pie,
   y en casa está aún tu mujer"- 
Entonces el bajó la mirada y vio cómo salía sangre del zapato. Volteó hacia atrás a su caballo, y llevó a la falsa novia de regreso a su casa, y dijo que esa no era la verdadera, y que la otra hermana debería medirse la zapatilla. Entonces ella fue a su habitación y sus dedos calzaban bien en la zapatilla, pero su talón era demasiado largo. Y su madre de nuevo tomó el cuchillo y le dijo:
-"Córtate un poco ese talón, pues cuando seas reina, no necesitarás andar más a pie."- 
 La hija se cortó un pedazo del talón, soportó el dolor, y fue a la presencia del hijo del rey. Y la montó en su caballo como su novia, y se fue con ella. Pero cuando pasaban el avellano, las dos palomas sentadas en él, gritaron:
-"Voltea y vuelve a ver,
   hay sangre en el zapato,
   muy grande es el pie,
   y en casa está aún tu mujer"- 
Él miró hacia abajo al pie de ella y vio cómo salía sangre de la zapatilla y cómo le había manchado su media blanca. Entonces giró a su caballo y llevó a la falsa novia de nuevo a su casa.
-"Ésta no es la correcta"- dijo él, -"¿No tienes otra hija?"- preguntó al padre.
-"Bueno..."- dijo el hombre, -" hay aún una pequeña y tímida hija en la cocina, que mi anterior esposa me dejó, pero es imposible que ella pueda ser la novia."- 
El hijo de rey dijo que fueran por ella, pero la mujer exclamó:
-"¡Oh, no, ella está muy sucia, y no puede presentarse así!"-
El insistió decididamente, y tuvieron que llamar a Cenicienta. Ella primero se lavó sus manos y su cara, y entonces se reverenció ante el hijo del rey, quien le dio la zapatilla de oro. Ella se sentó serenamente en una banca, sacó su pie del pesado zapato de madera y lo puso en la zapatilla, que calzó como un guante.
Y cuando ella se levantó y el hijo del rey la miró a la cara, reconoció a la bella joven que bailó con él y gritó entusiasmado:
-"¡Ésta es la verdadera novia!"-
Y además, Cenicienta sacó la otra zapatilla que guardaba en su delantal y se lo puso emocionadamente.
La madrastra y las dos hijas quedaron aterrorizadas y se pusieron pálidas y rabiosas. Él, sin más que hacer, montó a Cenicienta en su corcel, y salió con ella. Cuando pasaban por el avellano, las dos palomas cantaron:
-"Voltea y vuelve a ver,
   no hay sangre en el zapato,
   muy exacto es el pie,
   y contigo viaja tu mujer"- 
y una vez que dijeron eso, las dos palomas volaron hacia ellos y se posaron en los hombros de Cenicienta, una a la derecha, otra a la izquierda, y allí siguieron todo el viaje.
Cuando llegó el día de celebrar la boda del hijo del rey, las dos hermanastras llegaron y buscaron obtener el favor de Cenicienta y compartir su buena fortuna. Y cuando la pareja de novios iba hacia la iglesia, la mayor se colocó al lado derecho y la menor al lado izquierdo de Cenicienta, pero entonces las palomas empezaron a picotearlas y a ensuciarlas sin descanso. De ese modo castigaron a las hermanas por su maldad y falsedad, quedando ellas con las cicatrices por muchos días.   Sin embargo, por tener gran corazón, Cenicienta las perdonó sinceramente y las ayudó a llevar una vida digna, junto con su padre y su madrastra.
Enseñanza:
No se debe despreciar al humilde, siempre tiene tesoros que no se ven.

CADA DIA UNA FABULA HOY:

                                         9 - La zorra y el espino


Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la caída,  se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían, le dijo al espino:
-- ¡ Acudí a tí por tu ayuda, y más bien me has herido !
A lo que respondió el espino:
-- ¡Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción !

Nunca pidas ayuda al que acostumbra a hacer el daño.