martes, 18 de octubre de 2011

DEL BLOG DE ROSA DIEZ


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La Conferencia de la Claudicación 
Posted: 16 Oct 2011 11:46 PM PDT
Llegan hoy al País Vasco un grupo de personajes que se ganan las habichuelas (con jamón de Jabugo y regadas por un buen vino) haciendo de “mediadores” entre inexistentes contendientes.
Lo siento mucho por ustedes, buenas gentes que nos dicen cada día que lo importante es “la paz” cuando lo único que quieren es que les dejemos en paz; siento molestarles pero les contaré que la reunión de esos modernos soldados de fortuna es un macguffin de la banda terrorista ETA: mientras todos hablan de “paz”, ellos siguen narcotizando a la sociedad y consolidando su presencia dentro de las instituciones democráticas a las que siempre han querido destruir.
Siento darles otra mala noticia a tanta gente de buena fe que anda suelta: nadie hubiera podido organizar ese encuentro entre profesionales de la mediación a sueldo si el Gobierno de España y el Gobierno del País Vasco no lo hubieran consentido y/o avalado.
Les contaré que entre los asistentes estarán algunas víctimas de grupos terroristas foráneos, víctimas que merecen un reconocimiento y aprecio de los verdugos que tutelan el evento que contrasta vivamente con la descalificación y desprecio con que tratan a las víctimas propias; que se lo pregunten, por ejemplo, a Rubén Múgica.
Les contaré, buenas gentes que me leen, que aquellos que abogan por un final sin vencedores ni vencidos son los que siempre han justificado la historia de ETA, aunque hayan criticado -y no siempre, según quien fuera la víctima- sus crímenes.
Les contaré que nuestros dos gobiernos (el nacional y el vasco) acaban de dar a ETA una de sus victorias más ansiadas: la internacionalización del “conflicto”. Es la pieza que les faltaba por lograr: que el mundo “sepa” que hay un territorio “invadido” por España y Francia cuyos ciudadanos ansían recuperar la libertad. Un territorio en el que los “luchadores por la paz” se han visto obligados a matar a sus convecinos para conseguir la verdadera democracia. Un territorio en el que los verdugos merecen reconocimiento y las víctimas olvido y/o desprecio.
Les contaré que, por mucho que se empeñen, en Euskadi nunca ha habido una guerra entre vascos; los vascos, como el resto de los españoles, participaron el siglo pasado en una guerra civil y unos lo hicieron en el bando republicano y otros en el bando llamado nacional. Guerrearon entre españoles, no entre vascos. Y, por cierto, si los nacionalistas no se unieron a Franco en Santoña fue porque éste no les aceptó entre sus filas.
Les recuerdo que en Euskadi, desde que finalizó la guerra civil española, nunca nos ha faltado la paz. Pero aquí nunca hemos tenido libertad. La única secuela totalitaria del franquismo sigue viva y hoy organiza una “conferencia de paz” con la misma legitimidad que Franco festejaba sus “veinticinco años de paz”.
Les recuerdo que a lo largo de la historia de la humanidad nunca han empatado democracia y totalitarismo. Ha ganado la una o el otro.
Aviso que hay aún algunas gentes en Euskadi dispuestas a no quebrar el ánimo ni la voz. Algunas gentes que nunca abrazamos la paz de Franco y nunca reconoceremos como una victoria de la democracia la paz de ETA. Algunas gentes dispuestas a contar a nuestros hijos y a nuestros nietos la verdadera historia del terror; algunas gentes dispuestas a juzgar y condenar no sólo a los verdugos sino a toda su historia de indignidad.
Aviso que no descansaremos hasta que ETA tenga su Nuremberg. Les contaré que nunca aceptaremos que consigan nada de aquello en cuyo nombre instauraron su primera víctima.
Aviso que señalaremos alto y claro, sin descanso, no sólo a los verdugos sino también a los colaboracionistas y a los tibios. Aviso que recordaremos quien hizo qué en cada momento; quien prefirió la compañía de los verdugos a la comprensión de las víctimas.
Advierto que escribiremos la historia para que nadie la olvide, y que estará llena de testimonios que avergonzarán a los nietos de quienes fueron culpables y responsables del dolor y de la humillación sufrida durante tantos años de lucha. Advierto que habrá muchos prohombres de hoy que no podrán mirar a sus nietos a los ojos cuando estos les pregunten por qué lo hicieron, por qué fueron tan indignos y tan cobardes.
Aviso que nunca perdonaremos a los traidores.

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